El síndrome de abstinencia emocional
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El síndrome de abstinencia
emocional
El
síndrome de abstinencia emocional es la reacción del organismo al perder
un reforzador de origen emocional y fuente de sensaciones agradables. Cuando el
cerebro se acostumbra a recibir ese reforzador de forma constante y de repente,
se queda sin él, pone en marcha una serie de mecanismos fisiológicos que tienen
el objetivo de que el sujeto vuelva a administrárselo.
Al igual que ocurre con las drogas que todos
conocemos -alcohol, tabaco, heroína…-, en la dependencia de tipo emocional
también podemos encontrar todos los componentes que definen una adicción, a
saber: tolerancia (cada vez necesito una dosis mayor para sentir los mismos
efectos), dependencia (no puedo vivir sin la dosis) y abstinencia (si me quitan
la dosis lo paso realmente mal).
Algunas de las conductas
disfuncionales que puede provocar el síndrome de abstinencia emocional son las
siguientes:
-Mirar el
móvil compulsivamente. Cuando alguien se queda sin su refuerzo diario -la
persona de la que depende- es muy probable que se pase los días pendiente del
teléfono, mirando las redes sociales para ver si está o no en línea, si está
hablando con otra persona, etc. Es como un intento de control fantasioso
que el dependiente lleva a cabo. El problema es que es una conducta que actúa
como refuerzo negativo y por lo tanto, perpetúa el problema.
-Llamar a
la persona compulsivamente. Otra de las conductas impulsivas que la
persona en síndrome de abstinencia emocional puede hacer es telefonear a esa
persona de manera compulsiva. Es un intento de que esta vuelva a su lado y
le administre esas «dosis de cariño» que su organismo está demandando…….
La clave está en la aceptación de
la abstinencia
El
síndrome de abstinencia emocional no es más que el duelo que
necesariamente tenemos que experimentar para poder sanar nuestras heridas.
Sufrir la pérdida de un ser amado entraña casi tanto dolor como un fallecimiento.
Es sano
abrirse a la experiencia emocional, llorar, enfadarse, aislarse a veces y
luego, resurgir de las cenizas como un ave fénix. De esta manera, habremos
aceptado ese síndrome de abstinencia emocional y en última instancia, habremos
crecido como personas, llevándonos con nosotros un valioso aprendizaje de vida.
Fuente:La mente es maravillosa
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