El triángulo de la autoobsesión





Al nacer sólo somos conscientes de nosotros mismos, somos el universo. Sólo percibimos nuestras necesidades básicas y, si éstas están satisfechas, estamos contentos.
A medida que nuestra conciencia se va desarrollando, descubrimos el mundo exterior. Nos damos cuenta de que hay personas, lugares y cosas alrededor y que éstos llenan nuestras necesidades. En ese momento empezamos a reconocer diferencias y a desarrollar preferencias. Aprendemos a desear y a escoger. Somos el centro de un universo que crece y esperamos que se nos dé lo que necesitamos y deseamos. La fuente de nuestra satisfacción va de las necesidades básicas, milagrosamente resueltas, a la satisfacción de nuestros deseos.
El triángulo de la autoobsesión

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