Sexto Paso
Sexto Paso
Estuvimos enteramente dispuestos a dejar
Que Dios nos liberase de todos estos defectos de carácter
Tomemos por ejemplo un defecto como
la santurronería e imaginémoslo en su estado normal, desinflado, como una
convicción en los valores que uno posee. Las personas solidad, seguras y bien
equilibradas viven de acuerdo con valores y principios que han forjado y creen
profundamente que son correctos. Dichas personas viven según sus creencias y,
cuando se les pide, las manifiestan sin criticar. Confiar en lo que uno cree es
esencial. Si no, seríamos flojos, inseguros de nuestras decisiones y quizás
algo inmaduros en nuestro trato con el mundo. La convicción se convierte en
santurronería desagradable cuando insistimos en que los demás vivan de acuerdo
con nuestros valores. Tratar de imponerlos manipulando o explotando a los demás
hace que este defecto sea aún más feo.
Libro, Funciona cómo y por qué, de Na
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