La muerte, la agonía y el duelo Vivir limpios , el viaje continúa
La muerte, la agonía y el duelo
Los adictos mueren. Hablamos de ello en nuestra literatura, recordamos en cada reunión que el final de nuestra enfermedad son «las cárceles, las instituciones y la muerte», pero cuando uno de nosotros muere solemos reaccionar como todo el mundo: nos impresiona, nos sorprende y nos angustia. Cuando la enfermedad se cobra la vida de un miembro, puede que volvamos a tener las mismas reservas que al principio de la recuperación: que el programa realmente no funciona. A estas alturas, muchos experimentamos también otras reservas: la sensación de que no vale la pena preocuparse tanto por la gente, que querer a los adictos solo acaba en pérdida y dolor. Para algunos, seguir en la confraternidad después de una pérdida dolorosa puede ser muy difícil. Es habitual sentir que la tristeza de los demás no es la que corresponde, que la gente no responde adecuadamente. Cuando estamos lastimados y enojados, resulta fácil arremeter contra los demás y difícil sentir compasión y conexión. Pero la experiencia nos ha enseñado que estas son las cosas que permiten superar los momentos difíciles, incluso el duelo.
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