Suelta las riendas y entrégaselas a Dios

 


 


   

Suelta las riendas y entrégaselas a Dios

¿Qué sucede cuando me aferro físicamente a algo? Giro la cabeza. Cierro los ojos con fuerza. Me duelen los nudillos al apretar los puños; las uñas de los dedos se me clavan en la paIma de la mano. Me agoto.¡Me lastimo!

Por otro lado, cuando confío en que Dios me proporcionará lo que necesito, puedo soltar las riendas. Miro hacia el futuro. Tengo las manos libres para actividades sanas, afectuosas y entretenidas. Abro los ojos para ver nuevas oportunidades.

Antes de quejarme de mi sufrimiento, debería examinarme a mí mismo. Tal vez me sorprendería por todo el dolor que puedo eliminar, simplemente soltando las riendas.


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