Tener la razón
Tener la razón
Antes,
admitir que me había equivocado en la forma de tratarme a mí misma y a otros me
resultaba difícil. Sentía que toda mi
autoestima descansaba en el hecho de tener
la razón, todo el tiempo. Esa
actitud no dejaba espacio para crecer, ni para la autoestima.
Ahora,
a medida que aprendo a estar más a gusto conmigo misma, encuentro que es más
fácil admitir mis errores. Estoy más
abierta, más vulnerable, y humilde respecto a este proceso de crecimiento y
recuperación.
Aún me
cuesta trabajo acercarme a la gente y admitir mis errores. Me es difícil hacerme consciente de un nuevo
comportamiento en el que necesito trabajar. Aún trago fuerte y pienso dos veces
antes de disculparme. Tengo que luchar
contra mis defensas y mi orgullo. Mi necesidad
de ser perfecta, mi necesidad de tener la
razón, aún está allí en el fondo, tratando de hacerse oír.
Décimo Paso de
CoDA
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