Décimo Paso

Décimo Paso
Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocamos, lo admitimos con prontitud
Consuelo para la confusión
Obviamente el dilema de quien abandonó su fe es la tremenda confusión en que quedó. Se cree perdido y no tiene siquiera el alivio de una convicción. No alcanza a lograr, así sea en grado mínimo, la seguridad que tiene el creyente, el agnóstico o el ateo. Queda perplejo.
Doce pasos y doce tradiciones, p. 30
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