☺☻ No sin mi permiso El otro puede dañarme físicamente sin que yo lo consienta ni pueda impedirlo, pero para que pueda provocarme daño emocional, necesariamente tiene que contar conmigo, sencillamente porque no puede dañarme con lo que no me lastima. Lo que los demás dicen o hacen tiene que caer en un terreno abonado para provocar un efecto, y este terreno abonado es precisamente mi propia vulnerabilidad. Por ejemplo, mis pacientes muchas veces me preguntan ¿Qué puedo hacer con la ira que no puedo controlar? En realidad intentar controlarla no esta mal, pero es un parche. La verdadera solución no es controlarla cuando me pasa, sino que no me llegue a pasar. Claro!, dicho así parece muy fácil. Pero ¿Cómo hago yo para que no me pase? para que no me pase tengo que saber cual es la carga que le estoy poniendo al estímulo para que provoque en mi una respuesta "tan" perturbadora. Julia Atalianasópulo